martes, 15 de marzo de 2016

Fábula de la rosa y el velocípedo

A partir del poema de Adriano del Valle, los alumnos de 4º de la ESO debían realizar un caligrama que tuviera como motivo el contenido del mismo. Como siempre, los resultados han sido muy dispares, y hay quien domina mejor el dibujo que otros. Con todo, el solo intento por dar forma tipográfica a una idea expuesta poéticamente basta para que todo el ejercicio resulte positivo y, por ello mismo, necesario. De entre todos los caligramas, son los dos expuestos a continuación los mejor trabajados, lo que no resta mérito a muchos otros. Sí deseamos, sin embargo, que sirvan de  modelo para futuros intentos.

Fábula de la rosa y el velocípedo

 –Cuidado, Doña Perfecta, 
–dijo a la rosa el biciclo–.
¿Por qué me sales al paso?
Si no te apartas, te piso…
–Pasa ya, tonto de acero;
no tienes miedo al ridículo.
–El jaramago te adora.
–¡Mentiroso!
                          –Yo lo he visto.
–Yo nací con la manzana;
vi a Eva en el Paraíso
y habrá rosas de mi estirpe
en el Día del Juicio.
–No sigas, rosa perfecta,
de eso a mí me da lo mismo;
tienes una vida efímera.
–Todo en la vida es efímero…
–Metafísica estás…
                                    –¿Qué oigo?
–Que eres medio tonta, digo;
más tonta que un miriñaque.
–Eres idiota, biciclo;
quiero decirte tres cosas:
¡cínico, cínico y cínico!
–Con los madrigales cursis
te embriagas, es tu oficio…
–Y el tuyo llevar al parque
los tontos en equilibrio.
–Tú no sabes geometría.
El relojero es mi amigo;
tienen ruedas sus relojes
que aprenden de mis prodigios. 

Euclides hizo posible
que yo esté hablando contigo.
–Déjate de garambainas
y demás textos científicos;
cien poetas me cantaron
antes de nacer Virgilio.
–Vi libros de un ingeniero;
mi esquema viene en sus libros…
–Soy ex libris de las flores.
–Yo el colofón de lo antiguo:
los hombres quieren volar
e inventan el velocípedo.
La perfección de las ruedas
madura en mí su principio.
–¿Las ruedas eran cuadradas?
¿Rodaban a pie cojito?
–Mírame, frágil, aéreo,
tengo radios, no pistilos;
corto rosas de aire al viento,
corro como un cervatillo,
biselado por la brisa,
virtuoso y agilísimo;
tengo esbeltez de jirafa
que aparece en espejismo.
¿Y tú, rosa…?
                           –Presumido,
como no tengo tu labia, 

ni tu jarabe de pico,
verás qué dice un poeta
que me canta en este libro…

Adriano del Valle (1895-1958)


         Y la rosa reflejaba
en níquel de velocípedo,
perfecta, pura, geométrica,
la Anunciación de un prodigio
que iba a emparentar compases
rosas, lápices y lirios.

Se cuenta que se casaron,
que tuvieron muchos hijos…

Automóviles perfectos,
hidroplanos de aluminio,
son los nietos de una rosa,
los nietos de un velocípedo.



Caligrama de Ariadna Vidal


Caligrama de Irene Barà

1 comentario:

  1. Preciosos caligramas sobre este bello poema de mi abuelo.
    Lo subtitulo Romance a lo Walt Disney y se lo dedico A Juan Ramon Jimenez
    Aparecio incluido en su Libro Primavera Portatil ( paris 1934)
    Y posterormente en Gozos del Rio y reproducido en la revista Horizonte Sevilla 1940 con una ilustracion seguramente su collage con el mismo titulo.
    Y en numerosas antologia
    El poema es ideal para que lo representen los niños 3 un narrador la rosa y el velocipedo
    Enhorabuena x su blog

    Les pongo el mio dedicado al poeta
    El blog de onda

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